Estoy en el museo, viendo una exposición retrospectiva del artista fallecido Paul Thek y encuentro interesantes varias de sus obras. Normalmente, cuando esto sucede, tomo notas (pues ya aprendí que sacar la cámara de fotos es un contratiempo, porque en la mayoría de los lugares ya ni sin flash dejan sacar fotos). Estoy tomando una breve nota cuando se acerca el guardia-sala y me entrega un lápiz. Me dice que por favor utilice el lápiz que él me da para tomar mis notas.
“¿Por qué?”, le pregunto.
“Porque la lapicera podría romperse y la tinta se derramaría y podría manchar las obras”.
Le muestro que mi lapicera no es una pluma fuente; es una bolígrafo (o birome), retráctil.
“Sí, disculpe, pero va a tener que usar el lápiz”, me dice con una sonrisa.
Con una sonrisa mucho más grande y más falsa que la de él le digo: “gracias por su lápiz, pero esto me parece la cosa más ridícula”.
Agarro su lápiz. Ya ni me acuerdo qué quería anotar. En realidad no tengo ganas de anotar nada. Es más, ya me quiero ir, no quiero seguir viendo la muestra. No tengo ganas de volver a pisar este museo, ni ningún otro, nunca más.
Hammer Museum, Los Angeles CA, agosto 2011
I am at the museum, looking at a retrospective exhibition of the artist Paul Thek and I find many of his works very interesting. I normally take some notes when this happens (I have learnt that taking out my photo camera is a hassle, because in most of the places not even flash-less photography is aloud). I am taking a brief note when the guard comes to me and hands me a pencil. He tells me to please use this pencil he’s giving me to take my notes.
“Why?”, I ask.
“Because the pen could break and ink come out and stain the works of art”.
I show him my pen which is not a pen but a ballpoint pen, retractable.
“Yes, excuse me, but you’ll have to use this pencil”, he tells me with a smile.
With a much bigger and fake smile than his I tell him: “thank you for your pencil, but this is the most ridiculous thing”.
I take his pencil. I don’t remember what I wanted to jot down. In deed, I don’t feel like taking any notes. In fact, I want to leave: I don’t want to continue watching the show. I don’t want to step in this museum again, or any other museum, ever again.
Hammer Museum, Los Angeles CA, Aug 2011
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