Personalmente, estaba subyugado por la escultura blanda que yacía en esta esquina de Av. La Pampa.
A la señora, en cambio, le preocupaba que, de su interior, pudiera saltar un ladrón, un punga, o un motochorro! Así que decidió poner su bolsa a salvo.
Belgrano, Buenos Aires, enero 2012
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