Él termina
de pintar un cuadro y está tratando de decidir si continúa o se detiene. Le
pregunta a ella su opinión. Pero sabe
que no es justo preguntarle si “le gusta”, porque no es un gusto personal lo
que espera de sus comentarios, sino más bien qué es lo que ella ve en ese
cuadro. Gustarle se limitaría a ‘sí’ o ‘no’.
- ¿Qué te parece? – le pregunta.
- Pues la verdad… ni me parece, ni me deja de parecer...
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