Ella está
vestida de negro, muy ‘lookeada’. Abrigo
ajustado, cuello, cabello recogido bajo la boina, botas de caña muy larga.
Tan pronto
se forma en la fila de Ingreso de Trámites en el Instituto Nacional de
Migraciones, una empleada se aproxima para ver en qué puede ayudarla.
- Vengo a ver si está listo mi trámite – dice ella, con profundo acento porteño -. Si Dios quiere -. Piensa un momento y luego le espeta a la muchacha -. Bueno, en realidad ¡si Uds. quieren! Por qué vamos a meter a Dios en esto.
La empleada
la mira.
Instituto
Nacional de Migraciones, Polanco, Ciudad de México, diciembre 2013
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