- Está bien, es muy tentador. Pero necesitamos discutirlo y pensarlo. No es algo que podemos hacer a lo loco. Él nos miró con alarma, su lenguaje corporal tenía algo de coreografía flamenca.
- ¡A lo loco nada! – exclamó - . Aquí, todo con tranquilidad – e hizo un gesto con las manos.
Él sabía que yo sabía que nos estaba enroscando la víbora.
Alicante, España, junio 2015
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