2012-09-21

foto: Máximo González

Después de mucho andar (correr, en realidad) me tomo un espacio de tiempo para contemplar a mi alrededor. Veo que hay mucha gente que, con más frecuencia que yo, se toma su momento para reflexionar. Se sienta tranquila en una plaza, o en la puerta de la vecindad, se toma un helado sola, se sienta en una banca saliendo del trabajo, o se recuesta en una pared tan sólo a ver gente pasar.

Consciente o inconscientemente, la gente se toma su momento para reflexionar. Quizá reflexionan con muy poca información (pensarán algunos), pero también es muy poca la que tiene uno. Y sin embargo, sacamos nuestras propias conclusiones.

Plaza de Santo Domingo, México DF, agosto 30, 2012

foto: Máximo González


No sé si porque cuando era joven había sufrido el abandono por parte de un amante acaudalado de su pueblo natal, pero ella era incapaz de pronunciar correctamente la marca del vehículo: cada vez que tenía que decir Land Rover terminaba diciendo Run Lover.

Chignahuapan, Puebla, México, 2012

A ella no le molestó que esas dos tipas halagaran sin cesar a su marido.

Tampoco le molestó que estuvieran gordas, cuadradas, y mal peinadas.

No le perturbó el hecho de que en algún momento le dieran a él un besito en los labios, o que accidentalmente deslizaran una mano entre los botones de su camisa.

Abnegada esposa, pudo aguantar que, a pesar de todo lo anterior, él quisiera llevarlas conduciendo hasta el cuarto de hotel que ellas compartían.

Lo que no pudo soportar fue que, cuando las vio alejarse del auto, trastabillando atontadas, él exclamara con tono romántico: "Ahí van las musas".

Entonces ella empezó a darle madrazos, con el pie y con la mano, con el puño abierto y con el puño cerrado.

“¿Cuáles ‘musas’, hijo de tu chingada madre? ¡Si son dos pinches borrachas de Lagunilla!”

Baja California, agosto 2012

¿Qué es lo que sucede en esos pueblos?  Que a diario se convive con una cantidad de imágenes tremebundas, pero no existe un centro cultural que las administre.

Dea Arjona, agosto 2012


pieza en la galería Oscar Román, junio 2012

Ella dice que el proyecto debe ser comunal, canalizador, que la frustración de los niños por la miseria en la que viven no debe catalizar en resentimiento, sino en la oportunidad de exteriorizar sus preocupaciones a través de la creación artística.

Yo trato de pensar en un título para el proyecto: “Un balazo por un cuento”, pienso, pero no creo que sea buena idea.

El Pedregal, México DF, agosto 2012


“Es más fácil rescatar a alguien que se está cayendo que sacar a uno del fondo del pozo”.

Dea Arjona, agosto 2012

El guía de turismo nos dice que, para mantener vivo el Árbol del Tule, se necesitan 5,000 litros de agua por día (y que parte del dinero de nuestra entrada está destinado a traer el agua que necesita).

Yo me pregunto: ¿qué tan eco-friendly es un árbol que se chupa 5,000 litros de agua en un día?

¡Ya, por Dios! ¡Que lo corten!

Santa María del Tule, Oaxaca, julio 2012

En el zócalo de la Ciudad de Oaxaca, cuando decido sentarme, acalorado, a tomar una cerveza, todo sucede alrededor de mí:

- un católico ferviente canta, desentonado, con un megáfono

- una marcha-protesta pasa y se manifiesta

- vendedores ambulantes (de todas las edades) me interrumpen

- el gordo de al lado fuma un puro hediondo

- arriba de todo esto, uno viene a tocar la guitarra, pide dinero, y me putea porque le parecen poca cosa los 3 $ que le dí

Cuando pienso que no puede estar peor, me doy cuenta de que el tiempo ha transcurrido, y la sombrilla ya no me cubre del sol.

Oaxaca, México, julio 2012




Una amiga de la post-adolescencia bailaba todos los ritmos fiesteros (tropicales, peninsulares, o no).

Algunos de nuestro grupo la miraban con cara de cuestionarle sus gustos musicales.

Ella sonreía y con una culpa placentera declaraba: “me encanta la música trucha”.

Laura Martínez Viademonte, Buenos Aires, 1995

2012-09-20

Luego de haber intentado visitar este centro cultural por lo menos una decena de veces, y encontrarlo siempre cerrado (por remodelación, por feriado nacional, por estar en montaje/desmontaje) me colmó de alegría ver que estaba abierto. Me precipité hacia la entrada y me atajó un señor con cara de perro que me ahogó en su catarata de “NO”.

Mientras ponía mi primer pie en el interior me dijo:

- no fotos

- no bolsos

- no paraguas

- no tocar, manténgase detrás de la línea blanca

Era más alentador encontrarlo cerrado.

Palacio Iturbide, Centro Cultural Banamex, Peatonal Francisco Madero 17,
Centro Histórico, Ciudad de México, julio 2012


“Así me organizo yo: anoto todo en papelitos que después pierdo.”

Máximo González, 2012

La fiesta es en el medio del campo y está terminando. Los invitados se están despidiendo. Simultáneamente, de dos ángulos diferentes, llegan al grupo dos personas. Uno, bastante nervioso, comenta: “No encuentro mi blackberry. Hace una hora y media que la estoy buscando. Ya pregunté a los meseros, a todo el mundo”. Del ángulo opuesto llega el segundo, desesperado: “¡Esperen! ¡Esperen!”. “¿Qué pasa?”, pregunta la gente, sobresaltada. “Mi paraguas de estrellitas. ¡No está por ningún lado!”


Tecamac, Estado de México, julio 2012

Una amiga es anfitriona de su fiesta.

Está platicándome de un viaje maravilloso que ha hecho y, en menos de 1 minuto, sufre 3 interrupciones, luego de las cuales no comprendo cómo hace para retomar el hilo de lo que me está contando.

La primera: el mesero se disculpa: “¿que hacemos cuando se acabe el vino?”

La segunda: su novio le pregunta: “¿cuánto dinero tienes?”

La tercera: un invitado la interrumpe: “¿como cocinaba tu papá el ganso?”

Tecamac, Estado de México, julio 2012

foto: Moramay Herrera Kuri

“La muerte es un vacío sin fondo que nada tiene que ver con las dimensiones del cuerpo”.

Ana Terán, del artículo "A Carlos, en mi memoria", sobre Carlos Fuentes, publicado en larevista.mx, julio 2012



¡Betty Boop también lo negará todo!

     
foto: Sofía Buenader

La vecina de abajo tiene la tercera parte de mi edad. Sin embargo, cuando yo llegué para ser su vecino, ella ya tenía una bebé. Antes de que la bebé dejara de ser bebé, tuvo otro bebé. A fuerza de oír sus regaños, me aprendí el nombre de los dos. Al tiempo (que no fue mucho, o por lo menos para mí, que siempre me siento como que acabo de llegar) nació un tercero (sinceramente, no sé quién es el que pone la semillita).

Hace un mes, entrando de la calle, me encuentro con una decoración muy particular. Un grupo de gente reunida con globos, sonrisas y colores pastel. Y un cartel de bienvenida.

Corro escaleras arriba hasta mi departamento, como en el nudo argumental de una pesadilla; corro y encuentro a mi amigo que me ve con extrañeza y me pregunta: “¡¿Qué pasa?!”

En un estertor declaro: “¡¡¡los de abajo están teniendo un baby shower!!!”

Ciudad de México, junio 2012

Por experiencia mi amigo sabe que, si pregunta directamente las cosas, la gente responde lo que presume que él quiere escuchar. Y eso le caga. Porque él pregunta porque le interesa saber, no porque necesite complacencia, y le gusta que la gente se explaye.

Decide preguntarle, a un taxista de Puebla, qué piensa él de un pueblito que está a mitad de camino entre Ciudad de México y Puebla:

- ¿Conoce Río Frio?

- Sí – dice el señor, no muy seguro de lo que eso implica.

- ¿Y?

El señor repite:

- Sí.

Mi amigo pregunta:

- ¿Qué hay ahí, eh?

El señor lo mira y sonríe porque realmente no está preparado para ese tipo de pregunta.

- ¿Es un pueblo? – dice mi amigo.

- Sí.

Ya vio que con su método no consigue más información que con el método tradicional, entonces pregunta:

- ¿Y es lindo?

- Sí.

End of conversation.

El agente inmobiliario insistía en mostrarnos casas que estaban dentro de barrios cerrados, con casetas de control, y reglas de convivencia que nada tenían que ver con nuestro modo de vida.

“No queremos vivir en una privada adentro de la privada”, le dijimos.

Él comenzó pues a preguntarnos cuáles eran nuestros requerimientos. Le explicamos que queríamos una casa rodeada de jardín, independiente, sin vecinos que nos molestaran, en un barrio alejado del centro.

“Entonces lo que Uds quieren es una isla adentro de la isla”, sentenció.

Puebla, junio 2012



Salimos de la sala luego de ver la película 50/50. Entre nosotros comentamos la poética del título: antes de entrar a verla, no se tiene ni idea de a qué se refiere. Al comenzar, se entiende que 50/50 es la probabilidad del protagonista de sobrevivir a su enfermedad terminal o morirse. Promediando la película, 50/50 es cómo se reparte el calvario del enfermo y el de vivir con él. Más tarde, 50/50 es la sensación que sobrevive cuando la persona se va: allí queda lo que dijo a sus seres queridos, lo que no puede llevarse a pesar de la muerte.

Una pareja camina delante de nosotros. Ella le dice a él: “¿entonces 50/50 es porque no se sabe si va a vivir o va a morirse?”

Cinemex World Trade Center, Ciudad de México, febrero 2012

2012-09-19


Cada día más, volver luego de cierto tiempo a los lugares que frecuentábamos en el pasado, hace que perdamos el sentimiento cariñoso que teníamos de ellos. Donde había un río cristalino, ahora hay una vía de alta velocidad; donde había un pintoresco parque, hay una gasolinera; lo que era una playa amplia y solitaria, ahora está atestado de edificios y comercios; lo que era un edificio refulgente, ha quedado abandonado o a punto de demolerse. En definitiva: nos desilusionamos de los lugares. Pero nadie piensa que los lugares también pueden desilusionarse de nosotros. El mar puede decirle a la rambla: “vino a verme aquel muchachito alegre que pasaba por aquí todas las tardes, te acuerdas? Lo vi viejo, panzón, con cara de amargado”.


Every time more, returning after a while to the places that we frequented in the past, makes us lose the loving feeling that we had about them. Where there was a crystalline river, now there is a fast route; where there was a picturesque park, there is a gas station; what it was a wide and lonely beach, now it is full of buildings and stores; what it was a refulgent building, has became abandoned or about to be demolished. In short: we find the places disappointing. But nobody thinks that places also can be dissaponted in us. The sea can tell the promenade: ‘that cheerful young boy that used to pass by each afternoon came to see me, do yo remember him? He looked old, pot-bellied, embittered’.


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México DF, 2012

Te digo lo que hallé. Puede comunicarse el saber, pero no la sabiduría. (…) Cuando te digo ahora lo sospechaba ya de joven, y fue lo que me hizo huir de los maestros.

Siddhartha a Govinda, “Siddhartha”, Hermann Hesse, 1922


El moderador del encuentro entre las dos poetas poblanas (Miraceti Jiménez y Raquel Olvera) abre la ronda de preguntas luego de la lectura de ambas. La audiencia comienza a levantar la mano y él les va dando la palabra:

- Yo creo que la poesía, como tradicionalmente la conocemos…

- A mí me gustó mucho lo que la maestra Miraceti nos leyó porque….

- Yo quisiera volver sobre el tema de la lectura en público y hacer un comentario…

¿Qué parte no entiende esta gente de que es una ronda de ‘preguntas y respuestas’? El resto de los asistentes vinimos a escuchar a los autores, no a ellos y sus opiniones. ¿Por qué no aprovechar que estas personas talentosas están vivas y están ahí, enfrente, y que nos iluminen con sus pensamientos? ¿O es que estamos aquí para que ellos nos oigan?

Casa de la Cultura, Puebla, junio 2012

Finalizada la lectura por parte de los poetas presentadores, una señora del público habla de su experiencia con la poesía. De cómo algunos poetas la han conmovido y otros le parecen herméticos. Según ella, en sus palabras textuales, la clave es ésta: “el poeta tiene que respirar junto con el usuario” (supongo que con el “usuario” se refería al “lector”).

Casa de la Cultura, Puebla, junio 2012

Estábamos haciendo un brindis de año nuevo. Cada uno enfocó su visión para el futuro de diferentes maneras: positivas, creadoras, luchadoras, convencidas. Yo hablé de los cambios en el mundo, de cómo el año abriría oportunidades que no conocíamos, de cómo la Humanidad completa daba signos de que una gran transición estaba sucediendo: un cambio de paradigma. Soledad levantó su copa y puntualizó: “lo dice porque este año cumple cuarenta”.

Soledad Labaca, Ciudad de México, 2012