Realmente
no sabría cómo interpretar la escultura y el texto, pero es evidente que hay un
claro foco en el bulto.
2015-12-30
Hasta que el papá termina de leer lo que se puede y lo que no se puede
hacer arriba de las dichosas ranitas, el nene ya se trepó a la cabeza de todas
las ranas, saltó 3 veces, a la cuarta se tropezó con la pata de una y se
reventó la cabeza contra el árbol (que nada tenía que ver con las ranitas).
Perot Museum, Dallas TX,
agosto 2015
Al ingresar
al lugar había un fuerte olor a mantequilla barata sobre palomitas de maíz.
La muchacha
que estaba detrás del mostrador me miró con una sonrisa y me dijo: “¿cómo puedo
ayudarle?”
Inmediatamente
pensé: “podrías suspender definitivamente la elaboración de palomitas o
cocinarlas en la calle”, pero sentí que no era muy buena onda de mi parte…
The Texas Theater, Dallas TX, agosto 2015
Cuando vi
esta obra, sentí que aquel antiguo vértigo que meinmovilizaba a la hora de cortar lienzos de paño de color, podría
haberse aplacado un poco si hubiera comenzado con obras de arte geométrico (la
carnicería de pañolensi hubiera sido más parecida a un taller de costura que a
un quirófano ilegal).
Kate Carr
Horizontal Block, 2014
Baltic birch plywood and wool felt
Urbane Gallery, Dallas TX, julio 2015
Decidieron
que van a cerrar el estacionamiento para poder pintar las rayitas. Entiendo que necesitan cancelar ciertas zonas
para poder hacer su trabajo en paz. ¿Pero es necesario cerrar TODO el estacionamiento? Y si lo van a cerrar todo, ¿no es más
apropiado poner a dos o tres señores a trabajar, en vez de tener a uno solo que
pasa con su carrito-rodillo y su colega que lo entretiene con su charla? Digo… porque si nos vamos a hacer los
profesionales y los estrictos, hay que tener una buena defensa.
UTD Campus,
Dallas TX, julio 2015
Yo creo que
la gente que vive en Estados Unidos ya está acostumbrada a estas sobredosis de
información que a simple vista parecen contradictorias (aunque no lo son).
En mi caso
personal, el hecho de ver un cartel que “parece que dice que se puede”
estacionar, junto a otro que claramente dice que “ni se te ocurra bajo ningún
punto de vista”, me estresa de tal manera que me busco otro lugar donde pueda
correr mi propio riesgo, sin sustentarlo en informaciones enajenantes.
Dallas TX,
julio 2015
Me imagino
que el anuncio de “alarma de robo” es uno de los objetos que se vende en esta
tienda de segunda mano. Dudo que sea un
alerta real.
Dudo que
alguien quiera entrar a robar nada en esta tienda.
Menos aún
con el riesgo de que, el día de mañana, lo señalen con el dedo por ser “el que
entró a robar en aquella tienda horrible”.
Dallas TX,
julio 2015
No sé que
quiere decir “panhandling”. Y qué pena
que no puede hacerse. Porque suena tan
lindo que me dan muchas ganas.
Pizza Lounge, Dallas TX, julio 2015
2015-12-29
Corriendo por
Fair Park en el anochecer me encuentro un lago. En el lago, unos botes con forma de
cisne. Me llega el recuerdo de mis tíos
que me llevan, de pequeño, a navegar una tarde en unos muy similares, en ParqueCamet, en Mar del Plata. Tengo recuerdos
vagos pero dulces de aquella experiencia: un lago con poca agua donde los
cisnes se desplazaban con lentitud animal.
La vuelta era corta, pero la perspectiva de la infancia la hacía
eterna. Hoy comparto esta maravillosa
experiencia con el hijo de mis tíos, quien aún no nacía en aquel entonces. No sólo el recuerdo de los cisnes de Parque
Camet, sino también esta imagen que tomo, con mi celular, de los cisnes en el
lago nocturno.
“-¡Sí!-
dice mi primo con estridente entusiasmo -. Mi mamá me contó que cuando fueron
¡vos te re-cagaste en las patas!”
No sé qué
responderle. Me pinchó la burbuja del
recuerdo. Sobre todo porque los recuerdo como cisnes y no como patos-hembra. Y
tampoco recuerdo haberme cagado.
En la
ciudad de Buenos Aires las discusiones sobre el enrejado de las plazas son
eternas. Independientemente de que a mí
me guste o no, siempre digo que es una medida pensada en el respeto a los
derechos humanos.
Por un
lado, se protege el derecho de los vecinos a caminar por una plaza donde no
haya gente que tenga allí su vivienda (con todo lo que eso implica), y por el
otro, el derecho de los que viven en la plaza de que no vengan a cagarlos a
palos para que se vayan.
Buenos
Aires, diciembre 2015
Con muy
buena voluntad puedo presumir que este personaje no tiene un celular, sino un
libro de bolsillo en su mano (los otros 3 libros en la escena lo
sugieren). Pero la desproporción entre
los tamaños también me da la pauta de que ella está más cómoda con un Kindle
que cargando tanto papel encuadernado.
Iglesia de
Bari, Italia, diciembre 2015
En Buenos
Aires, en el año 1993, me robaron el auto que me prestó mi madre. Lo había dejado estacionado en la calle y,
cuando regresé, fue difícil determinar exactamente dónde (porque no
estaba). Estuve un buen rato examinando
cuáles podían ser los lugares exactos de dónde se lo habían llevado (¡como si
importara! aquello fue un pasatiempo en la esperanza de despertar de una
pesadilla que no lo era).
Esta
señalización hubiera ayudado mucho en aquel entonces. No sé a qué, pero me dio la sensación de que
sí.
Dallas TX,
julio 2015
Este conjunto de elementos en la imagen me hizo pensar sobre los códigos que la persona que los dejó maneja (y espera que nosotros leamos) para entender que el lugar está “tomado”.
Deja:
- una toalla del hotel
- un plato de fruta a medio comer
- 3 bebidas que apenas empezaba a tomar
- una revistita usada de palabras cruzadas
- una pluma (lapicera) promocional
Mi análisis de estos 5 elementos es:
- la toalla no le pertenece
- el plato de fruta lo tomó del bufé (si se lo llevan, coge más)
- lo mismo con las bebidas
- la revistita es súper ordinaria y encima está empezada
- la pluma se la regalaron
Leyendo la mugrosidad de sus elementos, interpreto que dudosamente necesite volver a recoger nada.
Ocupo la mesa.
Océano Atlántico, noviembre 2015
2015-12-28
Suscribirse a:
Entradas (Atom)