2009-01-26



El programa de la función traía impresa, al final, una serie de “tips” sobre buena conducta en los conciertos: no hablar, apagar los celulares, no toser (afuera de la sala había unos recipientes gigantes con toneladas de mentitas para apagar la tos, sírvase coger las que considere necesarias) y aplaudir. De todas éstas, la que más me llamó la atención fue la última sugerencia: APLAUDIR. Siempre había pensado que aplaudir era voluntario y dependía de si a uno le gustaba el show. Parece que no. Aquí decía: “el aplauso y la ovación son parte de la performance y de buen gusto”. Quizá la sugerencia estaba apuntada a los nacos (gronchos, horteras) que no bien termina el espectáculo salen corriendo para ser los primeros en sacar su auto del estacionamiento.

Maurizio Pollini en la Chicago Symphony Orchestra,

12 de octubre de 2008



Mientras estaba viendo una película, un personaje utilizó la palabra “inconsecuencia”. No sé si la utilizó mal o qué, pero en ese contexto no podía entender su significado. Saliendo del cine, traté de reflexionar sobre la palabra y no lo conseguí. En casa, con el diccionario, volví a analizarla. Sigo sin poder entenderla. Fue como si, de repente, alguien hubiera tomado esta palabra y con un pase de magia la hubiera despojado de todos sus significados, dejándola absolutamente infértil.

25 de enero de 2008



No puedes evitar sumergirte en la música.

La anciana que tocaba el piano al joven-anciano Benjamin
“El curioso caso de Benjamin Button”, 2008


Cuando Gisel me dijo que su amigo guardaba la lancha en un “estacionamiento” jamás me imaginé que el tráfico fluvial hubiera llegado a este extremo.

Miami, FL, enero 2009



Yo no discuto que Maurizio Pollini sea el mejor pianista del mundo, y no creo ser un bruto que no le gusta la música clásica, pero que alguien se atreva a decirme que, durante las 3 horas que estuvo tocando el piano, no se entretuvo:
- contando los micrófonos que colgaban del techo de la sala
- comparando los arabescos que había sobre las distintas salidas de emergencia
- mirando las manos arrugadas, como garfios, de algunas señoras muy elegantemente ataviadas (recordándome a mi abuela cuando se arreglaba para salir a comer los domingos)
- observando la línea de los cables que surcaban la sala… ¿los cables iban por el piso? ¿o por el aire y lo del piso era una sombra?
- pensando ¿cómo hace la gente para aguantarse callada durante tanto tiempo?
- Odiando al chino de atrás cuyo celular sonó 2 veces en su mochila y se hizo el boludo (pendejo) porque le daba mucha vergüenza reconocer que era él quien estaba haciendo ruido y abrir su mochila para apagarlo
De repente me doy cuenta de que la música terminó porque todos se paran eufóricos y aplauden. En automático, imito.

Maurizio Pollini en la Chicago Symphony Orchestra,

12 de octubre de 2008



A pesar de que nuestro viaje en camión (colectivo) fue breve, fue demasiado traumático. Dos veces subieron “payasos” a entretener a los pasajeros. El primero intentaba ser ventrílocuo. El pobre estaba dejando sus cuerdas vocales en el intento (ya no podía estar más ronco). Sus chistes eran pésimos y su discurso, machista. Con 40 grados, el maquillaje se le escurría. Los siguientes payasos subieron a dúo: uno olía a grasa y sudor seco, el otro a alcohol barato. Para colmo se pusieron interactivos: hacían preguntas y exigían que los pasajeros respondieran. A diferencia del primer payaso, además de machista, su humor era homofóbico. El nerviosismo de sus movimientos me recordaba a las películas de acción donde una banda de payasos se mete a un banco y somete a todos los clientes durante un robo. El viaje se hacía eterno: el aire, hediondo, no circulaba. El gesto común de los 3 payasos fue pedir dinero al final de su “show” y disculparse por no ser “grandes artistas”.

Acapulco-Pie de la Cuesta, Guerrero, enero 2009



Todas las mañanas a las 8 AM mis vecinos de la planta baja ponen reggaetón A TODO VOLUMEN. Supongo que él para darse ánimo para ir al trabajo y ella para soportar la resignación de quedarse en casa a hacer los quehaceres (lavar, planchar, cuidar a la niña…). Aunque odio el reggaetón, todo este tiempo lo he soportado. Pero no sé por cuánto tiempo más. Ella se aprendió las canciones y las canta a los gritos: su voz retumba en el hueco de aire y luz y se mete por mi ventana. Ya no la soporto. Pienso en los habitantes de Buenos Aires sufriendo las invasiones inglesas de 1906 mientras llenaban los calderos de aceite hirviendo y se lo arrojaban a los soldados enemigos desde los balcones. Pienso en ellos y en el placer del caldero inclinándose entre mis manos, cayendo sobre mi vecina de la planta baja mientras canta “Perdona mi amor yo no pude evitarlo, fue esa persona quien quiso hacer daño” (“Perdóname amor”, Danny Daniel, 2008 – Salsa Sonidera).

México DF, enero 2009



Me gustan las playeras estampadas. Me gustan con textos mordaces, humorísticos, con diseño o dibujos ornamentales, y hasta con un poquito de brillo. No me gustan las playeras con fotos… pero esta era algo especial. Un señor en sus cincuentas, de cabello entrecano y medio pelado, panzón, traía puesta esta playera negra, con el rostro de Janis Joplin cantando en la plenitud de su juventud y el hipismo, su rostro inocente, saludable, alegre, y el sol dándole de lleno en la cara… Esa playera con foto me había abierto una ventana a una época que tanto me habían explicado y hasta entonces no había podido entender.

México DF, enero 2009


La mamá había estado POR HORAS haciendo ruido: con los trastes que lavaba (platos), la lavadora (lavarropas), las cubetas con agua (baldes), el reggaetón a todo volumen y su canto estridente, ininterrumpido y desafinado. En un momento la bebita tuvo un atisbo de llorar. Antes de que se concretara, su mamá la gritó: “¡que te calles, pinche niña!”. Y ella, tan chiquita, entendió.

México DF, enero 2009


El otro día estaba escuchando la canción “Neon rainbow” (Box Tops, 1967) y por primera vez advertí la belleza de la imagen invocada: ¿cómo sería ver un arco iris (majestuoso, zurcando el cielo) hecho con luces de neón (verdaderamente hipnóticas)? Pues “de ácido”, muy de acuerdo a su época: ‘late sixties’.


Maurizio Pollini, pianista, entró al escenario caminando rápido, sacudiéndose las manos como si recién se las hubiera lavado. Se sentó y comenzó a tocar (“¿con las manos mojadas?”, pensé). En realidad era el impulso que traía, lo que le permitía tocar la pieza que tocó con la velocidad y la destreza que lo hizo.

Maurizio Pollini en la Chicago Symphony Orchestra,

12 de octubre de 2008

Maurizio Pollini toca divinamente el piano, pero lo cierto es que ya tenía casi 3 horas tocando y nosotros (espectadores) teníamos cita para cenar con gente a las 6 PM. No pude evitar recordar a Karen, una de las protagonistas de Will & Grace, cuando se ponía nerviosa porque el espectáculo no terminaba y gritó: “Play faster! We have reservations!” (toca más rápido! Tenemos reservaciones!)

Maurizio Pollini en la Chicago Symphony Orchestra,

12 de octubre de 2008




De repente alguien gemía en el auditorio. No podía entender quién era. Maurizio Pollini estaba tocando el piano y un boludo (pendejo) hacía, esporádicamente, un gemido. Yo estaba acostumbrado a la tos nerviosa (que se contagia) pero no a los gemidos. Entonces me di cuenta que era el mismo Maurizio que, en la intensidad de la performance, gemía de repente como un tenista cuando hace un saque.


Maurizio Pollini en la Chicago Symphony Orchestra,

12 de octubre de 2008

2009-01-25



Tomemos dos momentos en la vida de cada uno de nosotros, y alrededor de eso construyamos una historia: eso es el amor.

Josh Lucas a su coprotagonista, “Stealth”, 2005



El hecho de que una persona no esté totalmente loca es lo que la hace más peligrosa.

Anónimo



Después de 24 años de no vernos, me la encontré en Facebook. Ella me escribió: "qué bueno que haces lo que siempre quisiste hacer: escribir. Yo me acuerdo que tenías re-linda letra".

Cinthia Guilman a Iván Buenader, diciembre 2008


Un amigo mío subió una foto mía a Facebook. Su intención era buena: yo era uno de los personajes que había visitado en su último viaje desde Nueva Zelanda y quería retratarme en su bitácora de viaje. Pero en la foto que me retrató, me veía aburrido, demacrado, ojeroso, con el pelo ralo. En virtud de que él no introdujo ningún comentario sobre las fotos que subió, bajo mi foto decía “no existen comentarios para esta foto”. Yo pensé: “ya lo creo… ¡gracias a Dios!”

Enero 2009



El señor debía tener por lo menos 85 años. Estaba flaco, flaco, pero a la vez su actitud era atlética. Ya no tenía nalgas, ni pectorales, ni pantorrillas pero estaba erguido, airoso. En su slip de natación, inhalaba y exhalaba sonoramente, calentando para la sesión de natación que estaba por iniciar. Estaba en la “plenitud de la senectud”.

Acapulco, Guerrero, enero 2009



¿Qué frustración es más grande que estar furioso, salir de un recinto queriendo azotar la puerta y que ésta, en vez de hacer un estruendo, tenga cierre neumático y con toda la paz del mundo, cierre emitiendo un ceremonioso ‘clic’?



En la actualidad, las chicas están prolongando demasiado la infancia: en vez de salir con muchachos y noviar, sólo quieren salir de casa de sus padres para jugar a la casita.

Víctor Arturo Ricárdez a Xochitl Aguirre, Mérida, Yucatán, enero 2009


Definir al mar como un objeto poético es una elección arbitraria. Alguien que nació o vivió siempre en el mar no lo percibe de una manera tan mágica como el resto. Seguramente algún poeta se enamoró una vez estando cerca del mar y decidió escribir sobre ello. Luego comenzaron a copiarlo y el hecho de contemplar el mar como gesto reflexivo o existencial se volvió un cliché. Con todo lo que se ha escrito sobre el mar ya no hay un ser, sobre la faz de la Tierra, que pueda escribir sobre él sin sucumbir de alguna manera a semejante campaña de marketing.


Acapulco, Guerrero, 5 de enero de 2009




Me empecé a percatar que las personas se diferencian según su relación con el cielo, según cómo lo perciben. ¿Como un techo? ¿Un infinito? ¿Una masa de aire? ¿Un vacío donde pueden flotar muchas cosas? ¿Una pintura?
Nuestra relación con el cielo nos agrupa y nos divide.

Acapulco, Guerrero, 5 de enero de 2009



Ella tenía una forma de ser que era adorable. Suave, bonita, simpática, “easy-going”. Aunque hay que reconocer que una parte importante de su estilo estaba habilitado por un consumo diario ininterrumpido de marihuana.
Su fiesta-despedida fue exitosísima; ella vistió una falda que estuvo cosiendo durante los 6 meses previos a su partida. La falda era una bolsa de zanahorias. La confección no tenía más secreto que el siguiente: la había descosido y la había vuelto a coser (quizá un poquito más ceñida a la altura de las rodillas y la cintura).


Buenos Aires, noviembre 2001



La tipa que estaba al lado mío en el avión se sentó sin saludar. Agarró una gomita, se lió el pelo, se puso crema (en la cara, las manos y los brazos hasta los codos), se perfumó, se persignó y se puso a leer un libro intitulado “Rezar el rosario todos los días” hasta el momento en que despegamos.


México DF-Miami, 27 de octubre de 2008

La misoginia en el marketing probablemente le ayude al shampoo Ego pero a las mujeres mexicanas no lo creo. El día del lanzamiento de esta publicidad, podría jurar que muchas mujeres recibieron una paliza.



Quiero regalarte cosas que comprendas
pero sólo encuentro la belleza transparente de la crueldad
el horror el miedo
y el escándalo de hallarse muertos los deseos
como un montón de peces ahogados en un charco


Nicole Delgado, “Regalo”, de “Las poetas del Megáfono”, antología 2008



El tiempo es un misterio. No es ni siquiera una cosa, y nadie ha resuelto jamás el rompecabezas de qué es el tiempo exactamente. Por eso, si te pierdes en el tiempo es como perderse en el desierto. Por eso a mí me gustan los horarios, porque son la garantía de que no te vas a perder en el tiempo.


Pensamiento de Christopher Boone en

“El curioso incidente del perro a medianoche”,

Mark Haddon, 2003



Es cierto, hay un pedazo de pájaro muerto al otro lado de la cuadra
yo lo imaginaba parecido a la media mariposa que encontré por la mañana
o a una hermosa victoria sin cabeza que vi una vez en un museo

pero esto es peor


Nicole Delgado, fragmento de “Pedazo de pájaro muerto”,
de “Las poetas del Megáfono”, antología 2008
Serie “Northern Exposure”, US, 1990
Fragmento:



Chris, uno de los habitantes del pueblo, es locutor y artista. Un día tiene una visión que consiste en lanzar una vaca utilizando una catapulta, pero Ed (el cineasta del pueblo) le dice que los Monty Phyton ya lo hicieron en la película del Santo Grial. Entonces entra en una crisis donde se cuestiona el concepto de originalidad, se pregunta que caso tiene lanzar la vaca si ya lo hicieron, si debe seguir ciegamente la visión original para llevar a cabo su obra. Al final llega a una conclusión “lo importante es el lanzamiento”.

Otros sitios que comentaron este pasaje de la serie:

http://entonces-que-es-el-arte.blogspot.com/2007/06/lo-importante-es-el-lanzamiento.html

http://www.espacioblog.com/rrose/post/2006/11/27/lanzamiento-piano

Junio 2007



La gente comenzaba a congregarse en la playa de Pie de la Cuesta para ver el atardecer. Los atardeceres allí son muy populares por el espectáculo que el sol ofrece al sumergirse en el mar a una velocidad apreciable: en menos de 5 minutos pasa de ser un disco fucsia refulgente a una rayita color rubí que se angosta hasta un puntito que desaparece.
Yo tendí mi lona sobre la arena y, arrullado por el mar que se embravece a la hora del poniente, comencé a contemplar el ocaso.
Entonces una señora gorda, echada en una reposera, atrás de mí, bajo una palapa, comenzó a chiflar. Chiflaba… y chiflaba. Luego empezó a gritar “¡Nayeli! ¡Nayeli!”. Supe que Nayeli era una de las jóvenes que admiraba el atardecer mientras se refrescaba a la orilla del mar porque se dio vuelta para ver qué quería la señora (al parecer, su mamá o su tía). “Tómale una foto con el celular”, gritó la vieja. Nayeli le hizo cara de “no mames” (me estás jodiendo) y siguió contemplando el sol. La señora volvió a chiflar. Y a gritar “¡Nayeli!”. Nayeli no le hacía caso. Seguro la estaba avergonzando frente a todos los de la playa. Pero la señora siguió chiflando. Hasta que el sol se puso.
“Qué asco de señora”, pensé.

Pie de la Cuesta, Guerrero, enero 2009



El color favorito del personaje del libro que estaba leyendo era el color “metálico”. Es entonces cuando me di cuenta de que ése era también mi color favorito. Toda la vida estuve condicionado a elegir entre los colores clásicos: a uno debe gustarle el verde, el rojo, el naranja. Si es un poco osado, puede elegir el lila, el azul eléctrico. ¿Pero el “metálico”? Recuerdo mis años de primaria: pasaba horas contemplando los cuadraditos de “papel glacé metalizado”. Desde que leí ese libro, mi conciencia de los colores ha cambiado: paseo por la vida buscando mi color favorito en las patas de las sillas, en los cubiertos que me llevo a la boca, en los edificios en construcción.

Acapulco, Guerrero, 5 de enero de 2009

2009-01-24



Oh, no puedes ser feliz,
con tanta gente hablando, hablando a tu alrededor

Fragmento de “Hablando a tu corazón”, Charly García, 1985


Puedo ver y decir y sentir:
algo ha cambiado.
Para mí no es extraño.
Yo no voy a correr,
yo no voy a correr ni a escapar
de mi destino.
Yo no pienso en peligro.
Si fue hecho para mí
lo tengo que saber,
pero es muy difícil ver
si algo controla mi ser.

Fragmento de “Influencia”, Charly García, 2002


En las farmacias ANTES los productos que estaban cerca de la Caja eran muy parecidos a los que había en los supermercados: chicles, cigarros, revistas. Ahora hay puro producto para la entrepierna: lubricantes, condones (con estrías, con sabor, masticables), pastillas para sostener la líbido, cremas para dar calor, anillos para apretar los huevos… Creo que es vital que se muestre esta abundante oferta y así saber la variedad que existe (mientras uno espera el cambio, se imagina… se imagina…)

Long time ago, in drugstores, the products that were close to the Cashier were very much like the ones at the supermarket check-out: chewing gum, cigarrettes, magazines. Now there is pure crotch products: lubricants, condoms (ribbed, flavoured, chewable), pills to sustain libido, heating creams, rings to hold the balls up... I think it is vital to show these endless posibilities, so while one waits for the change, one can imagine... imagine...
México DF, enero 2009

2009-01-23



Ni en Fátima, Portugal, ni en Luján, Argentina, ni en el Tepeyac, México. A mí la virgen se me apareció, a las 4 de la mañana, en la esquina de Cerrada del 57 y Belisario Domínguez, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Lejos de iluminarme, me encandiló.

México DF, junio 2008



El farol chino, suspendido de un hilo, se balanceaba en el viento. Yo me dediqué a contemplar su sombra, como la sombra de un pez nadando en el aire.

Tequisquiapan, Querétaro, diciembre 2008




Siempre había pensado que usar un calzón de gorda como toldo era algo que se decía en sentido figurado.

Tequisquiapan, Querétaro, diciembre 2008


El bote de basura me pareció TAN bonito, de TAN buen gusto, que me sentí incapaz de tirar en él ningún tipo de basura (orgánica o no).

Córdoba, España, julio 2008



Pude concluir que la estructura de “tablero y talud” utilizada por las culturas pre-hispánicas para la edificación de pirámides estuvo basada en la arquitectura contemporánea de “departamentos con balcón”.

Hotel Fiesta Inn, Acapulco, Guerrero, enero 2009



Muy tarde en la noche, salí de un bar en Valencia y, camino a casa, vi este cartel. Me asusté mucho porque no podía entender lo que decía, y pensé que estaba muy borracho o que me habían metido algo en el trago. Ante la duda, le tomé una foto a fin de analizar el texto a la mañana siguiente y determinar si el problema era yo o era el texto.

Frente al rock-bar “Turmix”, Valencia, España, junio 2008



Estaba paseando por las calles de Valencia y decidí sentarme en una plaza a descansar un rato. De pronto vi un cartel que decía “Plaza de la Compañía”. Entonces me paré y me fui. Yo no podía estar sentado solo en esa plaza...

Valencia, España, junio 2008



En la tienda vendían nieves (helados) de varios gustos frutales. Por si la enumeración del menú no era suficiente (o eso es lo que yo me imagino) el techo estaba infestado de frutas de plástico para que, si alguien miraba hacia arriba en busca de inspiración, pudiera señalar hacia el techo y decir “¡tráigame un helado de ése!”.


Tequisquiapan, Querétaro, diciembre 2008



Fui a comprar cinta de enmascarar (masking tape) y me encontré con esto. La oferta era tan variada (en tamaño y en color) que me olvidé para qué necesitaba la cinta.


Papelería Pearl, State St, Chicago, IL, agosto 2008



Cuando vi el puestito semi-ambulante de artesanías frente la Señora Plaza de las Artesanías sentí que él era, pobrecito, una especie de brote del mercado, un retoño, un hijito, un proyecto de Plaza aún sin papeles.

Tepozotlán, Estado de México, diciembre 2009



En Bernal, Querétaro, además del magnífico peñón, hay un local con un discreto cartelito verde que, por algún motivo, llama poderosamente la atención. Todos se acercan a leerlo y se preguntan: “¿a qué sabrá la cerveza de manzana?”




Yo y mi grupo sucumbimos a la tentación de probarla. Compré 5 botellas (teníamos mucha sed) y las distribuí. La probamos con mucha sed y no fue sino hasta la mitad de la botella que nos dimos cuenta... “¡esto es sidra!”. Enfurecí, pero no dije nada. Dos años más tarde volví a Bernal. El cartelito sigue ahí. La gente sigue deteniéndose a leerlo y preguntarse: “¿qué tal sabrá la cerveza de manzana?”. Aparentemente, en dos años, nadie dijo nada.

Bernal, Querétaro, enero 2009



Por un momento tuve que pensar si había entrado al metro o al BlockBuster.

Metro Mixcoac, México DF, diciembre 2008
(venta de DVDs pirata)



Las medidas de seguridad adoptadas para prevenir la caída en el pozo me parecieron absolutamente ecológicas.

Acapulco, Guerrero, México, enero 2009


Me pareció una contradicción muy interesante que Colorado, USA, siendo un estado cuadrado, tuviera sus campos delimitados en forma circular.



Colorado, USA, octubre 2008


Desde mi punto de vista (desde donde yo venía caminando) sentí que en los baños había una fuerte discriminación hacia las mujeres.

North Beach, Chicago, IL, octubre, 2008



Cuando vi este libro me acordé de mi poemario “Poemas para leer BIEN PEDO” (2005) y no pude evitar preguntarme “Poems to read... HOW?”

Denver, CO, octubre 2008

2009-01-14



Letrero del cruce de Periférico y Reforma, Ciudad de México

"Ahora el Gobierno del D.F. también aporta verbos a la Real Academia Española".


Reportado por Roberto Aguilera, enero 2008