2007-10-13



Alguien me había contado que ella tuvo serios problemas con su compañero de cuarto, allá en Nueva York.
El tipo era un borracho perdido, demente, un verdadero peligro, incluso había intentado violarla una vez.
Cuando la conocí, surgió el tema de su salida de dicho apartamento compartido.
Yo hice como que no sabía nada, y le pregunté por qué había sido.
Ella no podía decirme que su ‘roommate’ era un ‘fucking drunkard’ o un ‘crazy bastard who had tried to rape her’.
Ella se vio muy gringa ‘politically correct’, y se limitó a decirme:
My roommate had a drinking problem”.


Originalmente les decían: “paralíticos”.

Luego se entendió que la palabra era, además de chocante, inapropiada, entonces se empezó a decir “lisiado”.

Y como en todo, con el afán de mejora permanente, vino luego una seguidilla de términos que se fueron sucediendo así:
- “inválido”
- “minusválido”
- “discapacitado”
- “persona con capacidades diferentes”
El jueves pasado, en una entrevista por TV a un licenciado que hablaba sobre el tema de la discriminación a las personas con este tipo de problemas, el entrevistado, en su afán por mantenerse políticamente correcto, se refirió a ellos como “personas con discapacidades diferentes”.

No podemos juzgarlo, realmente está fácil confundirse, ¡sobre todo con el nervio de la entrevista por TV!

Para su información: la nueva es “personas con capacidades no aparentes”.


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2007-10-11



No hacía más de 5 minutos que estábamos hablando con estas dos chicas españolas, que acabábamos de conocer en ese mismo restaurant.
De repente mi compañero les pregunta a quemarropa:
“¿Ustedes son lesbianas?”
Las chicas no quieren verse mojigatas ni declararse ofendidas. Una de ellas decide salir al ruedo y le dice:
“¿No puedes decirlo con sólo mirarnos?”
Mi compañero levanta las cejas excusándose y argulle:
“Creo que es muy pronto para intuirlo”.

Florencia, Italia, 27/9/2007

Así rezaba la publicidad de la pizzería a la que fuimos en Nápoles:
"La única y antigua familia de 21 hijos todos pizzaioli" (los que hacen las pizzas)
Lejos de admirarme, no pude evitar sentir lástima por ellos.
¡Qué hueva de gente!
¿De qué chingados hablan cuando se juntan?
No hay ni un doctor, ni un abogado, ni una secretaria... ¡Todos pizzaioli!
Un atentado a la evolución de la especie.

Nápoles, Italia, 5/10/2007