2013-12-16


Un amigo fue a la India hace como un año.  En la cena de reencuentro, poco más de una semana después de su regreso, le pregunté por su viaje.  Él sólo dijo “increíble”.  No me gustó mucho la respuesta. Increíble puede ser bueno, o malo, o lindo, o feo, pero siempre termina siendo creíble y queda a juicio del inquisidor, no del inquirido.  Pero bueno, decidí no insistir y considerar que él quizá necesitaba más distancia en el tiempo para pronunciarse sobre una experiencia tan reciente.

Al tiempo volví a preguntarle sobre su viaje: “Otro mundo”, dijo él.  Yo hice un análisis similar, pero hice una cara para darle a entender que esperaba algún tipo de desarrollo. Él no articuló palabra.  Sólo meneó la cabeza y sonrió extasiado.

Más tiempo después, volví a preguntar por la India. “No se puede explicar con palabras”, concluyó.  Y con ello mis ganas de seguir preguntando.

México DF, septiembre 2012


foto: obra de David Choe en el Museo Universitario del Chopo, septiembre 2013

Estoy haciendo un trámite en una oficina de gobierno.  El empleado está viendo mi curriculum y lee que soy escritor. Comenzamos a platicar de literatura mexicana. Él ha leído a Octavio Paz (mucho más que yo) y a Carlos Fuentes (a quien no he leído). Me recomienda una escritora mexicana de la cual no había escuchado nunca.

- Se la recomiendo – insiste -. A pesar de que era lesbiana, era muy profunda.

Colonia Polanco, Ciudad de México, diciembre 2013


En la mesa están tratando de ponerse de acuerdo en qué es lo que haría un hippie en determinada situación.  Como no lo consiguen, proceden a distinguir que hay distintos tipos de hippies, debido a que el concepto nació en los 60’s pero ha sufrido 50 años de evolución, matices y actualizaciones.  Una amiga no quiere entrar en todos esos detalles y cree que no son necesarios para concluir sobre un comportamiento hippie frente a determinada situación.

Entonces comienza así su sentecia: “El hippie promedio…”

Colonia Mixcoac, México DF, diciembre 2013


fuente foto: www.romania-insider.com

“Debes tener fe en mí.  No he hecho nada para merecer otra cosa.”

de la Película “Ahora me ves”, de Louis Leterrier, 2013


foto: Máximo González

El mismo niño que me había preguntado “what is your currency?” cuando nos cruzamos en la India, a quién le envié por correo una colección de monedas mexicanas para acrecentar su colección numismática (sólo porque me cayó simpático) me escribe un correo electrónico en respuesta a mi aviso de envío postal:

Thanks.& i remember all.

What do you work there? What is your sallary? When you go to mexico from india ?

Ya me habían anticipado que culturalmente hay preguntas que no se entienden como una invasión a la privacidad, y no tengo problema con eso. Mi crisis es respecto al momento en que esas preguntas se introducen (o sea, preguntas sin vaselina).

México, diciembre 2013


Él nos acompaña al aeropuerto de Mumbai.  Estamos emprendiendo el regreso a México. 

- Gracias por todo – le digo -. Ha sido un viaje único, diferente, revelador, maravilloso.

Él se despide con un abrazo y me dice al oído:

- El viaje comienza ahora.

Mumbai, noviembre 2013


El mesero indio está anunciando la variedad de platillos.  La enumeración se ve muy brevemente interrumpida por una ruidosa contracción involuntaria de su pecho, que no le impide continuar con la lista.

Mi amigo me mira y pregunta horrorizado:

¿Eso fue un eructo?

Quisiera explicarle que aquí no es mala educación, pero prefiero terminar de escuchar la lista y hacer mi mejor elección gastronómica.

Jaipur, Rajastan, India, noviembre 2013


Hotel 5 estrellas en Jaipur, Rajastan, India.  Llego a la alberca y los camastros están apilados.  Miro alrededor y no hay ningún empleado a quien pedirle uno.  Lo desapilo personalmente, lo llevo junto al agua, y me quedo esperando que alguien venga a ofrecerme algo de tomar.  Nadie aparece.  No hay intercomunicador en el área de alberca, entonces me visto y voy hasta la recepción y pido que por favor envíen a una persona. “Claro”, me dicen. Regreso y espero, espero. Nada. Vuelvo a la recepción. “¿No fue?”. Regreso y espero, espero. Nada otra vez. Decido cambiar de actividad.  Voy al gimnasio y está cerrado.  Me voy con la gente del SPA y les pregunto por qué está cerrado el gimnasio. Me dicen que no está cerrado. “¿Entonces podría alguien por favor abrirlo?”. Espero y esta vez sí, llegan.

Al día siguiente, la misma situación, toda, enterita.

Cabe aclarar que, mientras todo esto sucede, hay un hombre disfrazado de marajá que quiere hacernos teatro de títeres, y al día siguiente hay otro disfrazado de encantador de serpientes que nos quiere hacer magia.

¿Por qué no les dan un disfraz de mesero y que vaya a atender la alberca? ¿O un disfraz de empleado y que vaya a checar que el gimnasio abre cuando tiene que abrir?  Si no, que les den una escoba y que los  manden a la calle a barrer la vereda.  Yo ya no puedo contestarle a nadie más de dónde soy, cómo me llamo, o si estoy casado, si ellos no están dispuestos a traerme una cerveza a la alberca.

Hotel Clarks Amer, Jaipur, Rajastan, India, noviembre 2013


fuente foto: sodahead.com

En Estados Unidos hay que estarle avisando a la gente que en un auto puede ir más de 1 persona.

En India hay que estarles avisando que en un auto pueden ir menos de 8 y en una moto pueden ir menos de 4.

noviembre 2013


- ¿Vinieron tus hermanas a India?

- Sí.

- ¿Y?

- No les pareció.

Con eso estaba diciendo que, además de que no les había gustado, ellas entendían que había algo que no estaba bien.

India, noviembre 2013


En la mayoría de los patios y centros de reunión de los palacios de Rajastan, en la parte superior, hay una serie de celosías que estaban construidas para que las mujeres, que no podían bajar a participar de las reuniones que celebraban los hombres, pudieran ver lo que sucedía. Esto lleva a la conclusión de que las mujeres, sin ser vistas, podían estar enteradas de mil y un asuntos que ocurrían y se trataban en el palacio.

No voy a hablar de la cultura ni del rol de la mujer, pero claramente se trata de una arquitectura que promueve el chisme.

Rajastan, India, noviembre 2013


A lo largo de un mes y medio de viaje por la India, hemos sufrido las diferencias en los usos y costumbres dictados por las diferentes religiones.  Mi amigo insiste en que el guía nos describa las cosas desde un punto de vista más neutro, no desde su propia religión.

- Nosotros no hemos podidos separarnos de SU religión desde que llegamos – le digo -. Imagínate él, que está inmerso en ella desde que nació…

Jaipur, Rajastan, India, noviembre 2013


foto: Máximo González

Ya voy entendiendo cómo está esto de las religiones.  Cuanto más metafísica y ritual, la transacción comercial se vuelve más “in your face”.

India, noviembre 2013


El tercer guía del día  no hace más que repetir que en Pushkar se celebra anualmente la gran feria de camellos: es el lugar donde llegan camellos de toda Asia, más de 50,000 para ser comercializados.  Además, habla sobre el perfume de sus rosas (que ciertamente es dulce y potente).  Vuelve sobre el tema del camello varias veces: nos quiere llevar a un ‘camel ride’ y no entiende que ayer ya hicimos un ‘elephant ride’ y ya tenemos nuestra cuota de subirnos a grandes animales.  Y vuelve sobre el tema de las rosas: nos quiere hacer comprar esencia de rosas en el negocio de algún amigo, y no entiende que, aparte de que ya tenemos un mes y medio de viaje, compramos en la ciudad de Kochi todas las esencias que podíamos necesitar.

Harto de la oferta dicotómica, le digo: “Pushkar is all about camels and roses”.

No le hace gracia.  Supongo que porque Pushkar no se trata sólo de eso, o porque nunca lo había pensado y el camello junto a la rosa no se ve muy halagador.

Pushkar, Rajastan, noviembre 2013


En Pushkar, Rajastan, tenemos la peor experiencia de todo el viaje a India.  Ya estamos con el tercer guía del día, y no es mejor que los dos anteriores: solamente no intentó estafarnos (por ahora).  El templo de Brahma que allí se encuentra, es el menos interesante de todos, si no fuera por su antigüedad y su historia.  Y para colmo, se la considera ‘ciudad sagrada’.

El tercer guía del día, con una sonrisa impostada, nos explica en su inglés afectado de un terriblemente fuerte acento hindi, por qué tanta gente viene a visitar esta única ciudad.  “Because Pushkar is holy place” – él dice. Pero “place” lo dice de tal manera que suena como “palace” y a mí me revuelve las tripas pensar que un lugar como éste pueda ser “sagrado” y encima lo denomine “palacio”.

Pushkar, Rajastan, noviembre 2013


foto: Máximo González

Discutimos sobre el diseño del caos.  ¿Es posible o no?

- Sería como diseñar una de nuestras fiestas – dice un amigo -. Por supuesto que podemos diseñarla, pero el resultado seguramente será muy diferente a aquello que planeamos.  Y una vez que suceda, no sería justo decir que la fiesta estaba diseñada si el resultado no tiene nada que ver con el diseño.

India, noviembre 2013


El guía nos habla maravillas de la universidad en Jaipur, Rajastan.

- ¿Es pública o privada? – le pregunto.

- Es del gobierno- dice él.

Y que cada uno lo acomode al esquema de propiedad que prefiera.

Jaipur, Rajastan, India, noviembre 2013


Mi amigo insiste en que debemos hacer un viaje a una región diferente de la India.

- Hasta ahora han visto puro monumento mogol jodido – declara.

India, noviembre 2013


De visita en el Red Fort, Nueva Delhi, una pareja me pide que les saque una foto con su celular.  El muchacho me da la cámara.  La pongo en formato horizontal: en el fondo sale la mezquita y, si los pongo a ellos a un lado, la composición resulta magnífica.

El muchacho me dice: “turn it! turn it!”.

Pongo la cámara en formato vertical y analizo la toma: ellos salen casi de cuerpo completo, pero la mezquita sale cortada, sale una manguera que atraviesa el césped con áreas desgastadas, y sale la panza de su novia (que está bastante grande).  Decido volver al formato horizontal.  Él me ve girar la cámara e insiste: “turn it! turn it!”

Muy bien, pienso, como tú quieras: no tienes por qué confiar en mi criterio fotográfico si no me conoces, pero que te quede claro que te hago caso porque es tu foto, es tu iPhone, es tu novia, y es su panza.

Red Fort, Nueva Delhi, noviembre 2013


Estamos visitando la tumba de Hayuman’, en Nueva Delhi.  Por fuera, el edificio es grandioso.  Por dentro, más allá de varias tumbas de mármol y la decoración habitual de los arcos y columnas (de los que ya hemos visto varios) no tiene nada de especial.

- Está como medio aburrido, ¿no? – le digo a mi amigo.

- ¿Qué quieres? – dice él -. ¿Cagarte de risa? ¡Es una tumba!

Humayun’sTomb, Nueva Delhi, noviembre 2013



Luego de un buen tiempo visitando templos en la India, hemos escuchado varias explicaciones sobre las representaciones hinduistas y budistas.  Por ejemplo, una imagen bajo un paraguas triple, según el guía, en el budismo representa la protección de la vida infantil, la adulta y la ancianidad.  Dentro de otro de los templos budistas, encuentro que cada columna tiene, en su parte superior, 3 anillos: no son exactamente paraguas, pero la forma que se proyecta hacia afuera tiene una sugerencia de ello.

“Los 3 anillos esculpidos en la parte superior de cada columna probablemente tengan que ver con el mismo concepto de los 3 paraguas de protección en el templo”, le digo al guía, tratando de congraciarme para que vea que lo que acaba de explicarme me da la capacidad de dilucidar otros detalles arquitectónico-religiosos.

“No”, sentencia él, “eso es sólo decoración”.

No discuto. No tiene sentido. Él más que yo debería saber que aquí, nunca jamás nada fue solamente decoración.

Ellora Caves, Maharastra, India, noviembre 2013


Mi amigo ve un par de escaleras en el templo y corre por ellas hacia arriba.  Al llegar, se da cuenta de que las escaleras no comunican a ninguna puerta, ni pasadizo, ni ofrece una vista especial de nada.

- Esa escalera no lleva a ningún lado- sentencia, enojado, a su descenso.

Yo espeto:

- ¿Por qué todo tiene que llevar a algún lado?

Ellora Caves, Maharastra, India, noviembre 2013



Visitando las cuevas de Ajanta y Ellora, inigualables monumentos arquitectónicos de la humanidad, el guía nos platica sobre su función como centros de meditación y estudio del budismo, el hinduismo y el jainismo.  A lo largo de los 800 años que respectivamente estuvieron construyéndose, consiguieron cavar templos enteros en la montaña, con un nivel de detalle sublime.  Este proceso se hizo por medio de picar piedra, literalmente, la piedra de la montaña, generando huecos pero con la conciencia de que adentro de ese hueco debía existir una estructura de columnas, escalones, altares y demás, por lo cual el espacio se vuelve un gigantesco bajorrelieve hecho en una sola pieza de piedra que es la montaña.

En Ellora, por ejemplo, hay 34 cavernas, y en Ajanta 29.

No me imagino qué tipo de retiro espiritual y meditación podía hacerse en un lugar donde estaban todo el santo día martillando.

Aurangabad, Maharastra, India, noviembre 2013


De viaje en la India, me pareció divertido averiguar cómo se diría “niégalo todo” en hindi. Le pregunté a un amigo indio que habla perfecto inglés. Muy prudente, primero me preguntó el contexto en que se diría y yo le di varios ejemplos. Finalmente, él me dio la expresión. 

Días después, mientras platicaba en inglés con una amiga india, yo apliqué la expresión en una situación donde “negarlo todo” sonaba divertido.  A ella no le hizo sentido.  Le pregunté qué quería decir. Ella me dijo que lo que yo había dicho significaba “no hagas caso”.

Se ve que para mi amigo, como para muchas culturas que conozco, la forma de negar las cosas no es a través de la confrontación por la negación sino por medio de hacerse el tonto o desobedecer.

India, noviembre 2013


foto: Máximo González

En la India los católicos tienen fama de borrachos.

Por otro lado (o ligado a lo mismo) hay una serie de impuestos elevados que se aplican solamente al alcohol, licencias costosísimas que los establecimientos gastronómicos prefieren no pagar pues no recuperan la inversión, hasta prohibiciones totales en algunos estados.  Estas leyes son motivadas, principalmente, por grupos hinduistas y musulmanes.

No fue sino hasta que visité la India que me di cuenta que  tan católico era.

India, noviembre 2013


Luego de una seguidilla de 2 o 3 días de ley seca, vamos a cenar a un hotel.  Antes de ordenar, preguntamos si ya se puede tomar alcohol o si todavía seguimos en el modo “abstemio”.

El mesero dice que sí, que ya se puede.

Thank God! – dice mi amigo.

Yo pienso, “I guess yesterday it was somebody’s God, too”.

Aurangabad, noviembre 2013


Luego de 11 días de viaje por el sur de la India, donde la bebida alcohólica está prohibida, o los establecimientos comerciales tienen que pagar licencias imposibles para poder vender, regresé a Bombay con unas ganas incontenibles de tomarme un vino.  Fui directamente al Food’s Basket, el supermercado gourmet, y bajé a la bodega.  Estaba a oscuras y con la puerta de cristal cerrada. Agarré el picaporte y comencé a agitarla; ¡quería entrar!  Un empleado se acercó y me dijo algo en hindi que no le entendí.  Volví a preguntarle y me dijo que ese día (y los que seguían) eran “ley seca” por no sé qué celebración musulmana.

Yo no soy musulmán – le dije.

Él se rió.  Yo lo odié.  No sabía si romper la puerta a patadas o montar una escena.  Decidí llamar a un amigo para explicarle lo jodido que estaba ese país.

Mumbai, noviembre 2013


foto: Maximo Gonzalez

Mi amigo traía un bolso ‘todo terreno’ para andar por India sin preocupaciones.  Allí traía desinfectante para manos, repelente de mosquitos, pañuelos para la nariz, tapones para los oídos, bronceador, sombrero, lentes, cepillo de dientes, toallitas húmedas, y entre otras cosas, papel higiénico.  Cuando bajamos del taxi, el rollo de papel higiénico accidentalmente cayó de su bolso, y rodó bajo el auto que estaba estacionado junto a nosotros.  Él, rápido, se tiró cuerpo a tierra bajo el auto para rescatarlo.  Cuando se levantó, no sólo tenía las manos sino también el pecho impregnado de aquella pátina que caracteriza a la ciudad de Bombay.  Ya no había vuelta atrás, ni producto desinfectante que sirviera para evitar que contrajera cualquier cosa que pudiera haber contraído.

Lo irónico es que el sacrificio lo hizo por un papel ‘higiénico’.

Mumbai, octubre 2013


Ella me dijo que también era escritora.  Habló de su libro que disertaba sobre la compasión y sobre toda la movida internacional, congresos, políticos, etc, que están haciendo foco en este tema: la compasión como herramienta para operar el cambio.  Me pareció muy interesante, y le pregunté cuál era el nombre de su libro, para estar atento al momento de la publicación.  Ella dijo: “Compassion: the most unknown life of a flowering heart”.

No pude más que compadecerme de ella.

Los Angeles CA, octubre 2013


Me identifiqué con él porque se negaba a cargar su botellita de agua a todas partes.  Él tomaba café, o cerveza, o jugo de naranja.  O sopa.  Pero no andaba rellenando un pomo de agua ni comprando botellitas de agua mineral.  “Hydrating is overrated”, me dijo, y por eso lo admiré.

Los Angeles CA, octubre 2013


fuente foto: examiner.com

El nivel de asquerosidad para comer comida chatarra se supera día a día.  Esta chica recibió su hamburguesa envuelta en papel, la peló de un lado, la puso abajo del dispenser de cátsup y comenzó a apretar el botón hasta que se llenó como si fuera un vaso de Bloody Mary.

In n’ out Burgers, Newport Beach CA, octubre 2013


foto:Máximo González

Me enferman los baños que tienen iluminación automática por sensor de movimiento.  Uno está sentado cagando y, de repente, la luz se va.  Uno levanta una mano, las dos, pero no es sino hasta que hace un movimiento exagerado que la luz vuelve (a veces hay que cerrar y abrir la puerta del cubículo porque el radio del sensor de movimiento no alcanza a ver que, detrás de ella, hay una persona que baila con los pantalones en los tobillos y el culo sucio).

Cualquier parte, en estos días


Ella me cuenta que fue a Alcohólicos Anónimos.  El día de la primera ronda de terapia, le preguntaron a todos qué los había motivado a acudir a AA.  Ella consideró que era el momento de ser sincera, y confesó que el motivo verdadero era que quería adelgazar.

El coordinador se enojó con ella y la echó.

Ella no pudo entenderlo.  ¿Qué se suponía? ¿Qué debía tener un padre borracho golpeador? ¿O que tenía que estar enojada con el alcohol en sí mismo? ¿Por qué? Si un Martini le había salvado la vida más de una vez…

Los Ángeles CA, octubre 2013

2013-12-11


Uno de los marajás de Jaipur, en el pasado, debía viajar a Inglaterra.  Cuando se enteró que en el Támesis se dejaba caer sangre de vacas sacrificadas para el consumo, decidió que el agua estaba impura entonces él debía cargar su propia agua desde la india. Mandó entonces a fundir más de 4,000 monedas de plata para forjar este cántaro, en el cual llevaría su propia agua.

De haber sabido que iba a ser tan difícil conseguir bebidas alcohólicas en ciertas regiones de la India, yo me hubiera mandado hacer mis propios cántaros para traer tequila desde México.

Jaipur, Rajastan, India, noviembre 2013


En distintas ciudades de la India, a la hora de cerrar los monumentos nacionales, unos señores con palos empiezan a rodear a los turistas, para irles “dando la idea” de que empiecen a desalojar.

New Delhi, noviembre 2013


¿Será que éste nos deja?

New Delhi, noviembre 2013


En el pasado, estos pájaros se comían los bichitos de los lomos de las vacas y los elefantes, en los lugares donde éstos se congregaban.  Ahora, parte de la evolución, se reúnen en los puestos de cobro de peaje (casetas) y comen los bichitos que están en las ruedas o aplastados en los parabrisas de los autos.  Antes los pobrecitos debían aguantarse el hedor de las cacas de vaca y elefante, ahora respiran los gases de otro tipo de caños de escape (mofles).

carretera de Rajastan, India, noviembre 2013


Primero fue “Stairway to Heaven”, de Scorpions, pero aún antes de eso fue “Stairway to Tinaco”, el tema del primer album de Jantar Mantar.

Jantar Mantar, New Delhi, noviembre 2013


Yo creo que es mucho pedirle, pobre gente.

Munnar, Kerala, India, noviembre 2013


Nuestros amigos se especializan en ver belleza donde hay que echarle muchas ganas para verla.  Por ejemplo, esta casita en pleno proceso de derrumbe.  Ellos la calificaron de “preciosa”.  Yo ya no discuto con ellos.  Hago como que la miro con admiración y digo: “está divina, me hace acordar a Venecia”.

Bandra West, Mumbai, octubre 2013


En la pizzería tienen este cartel en:

  • la caja de cobro
  • en cada mesa
  • en cada caja de pizza
Me siento a comer y les pido si me pueden dar la clave del WiFi.

-No podemos- me dice uno -. Es sólo para uso interno.

-¿Entonces cómo quieres que te ponga ‘me gusta’ en FB? ¿Tengo que anotarme el pendiente y ponerte ‘me gusta’ cuando llegue a mi casa?

El muchacho sonríe pero no entiende mi conflicto.  Yo no tengo un problema de actitud, su restaurant tiene un grave error de políticas de marketing.

Westwood Village, Los Ángeles CA, octubre 2013


No quise preguntar qué tipo de trabajo hacen estas mujeres, porque si ellos que son los que las alojan y no andan de metiches, para qué voy a estar yo preguntando.

Mumbai, octubre 2013


¿Será que vamos bien?

carretera de Rajastan, India, noviembre 2013


Estamos haciendo un recorrido por un jardín de especias.  La muchacha nos muestra el cardamomo, el coriandro, la menta, entre otros.  Mi amigo (totalmente vegetariano, y confiando en el contexto vegetariano de este jardín) se sorprende al ver patos y gallinas.

-¿Y estos animales? ¿Son para comer?- pregunta con una pizca de alarma.

-No.  Son sólo decoración- dice ella.

Yo no soy vegetariano, pero tampoco le creo.

Munnar, Kerala, India, noviembre 2013


Cada minarete tiene, en la punta, un palo amarrado.  Le pregunto al guía por qué, si entiendo que el bronce original servía también al propósito de pararrayos.  Él lo niega.

A mí que no me diga que en chiquicientos años de emperadores mogoles construyendo minaretes no cayó ningún rayo, o que alguno de ellos consideró remotamente liar ese adefesio a la punta.

Mini-Taj, Aurangabad, Maharastra, India, noviembre 2013


Cuando vi esta composición arquitectónica sentí lo mismo que cuando me explican la historia.

Mumbai, octubre 2013


A la izquierda o a la derecha?

carretera en Rajastan, India, noviembre 2013


La diosa Lakshmi es conocida por llevar una o más flores de loto en sus manos.  Ésta lleva también una paloma.  Yo no sé si Lakshmi hace magia o, con eso de que es la diosa de la riqueza, averiguó en la bolsa de Tokio que los lotos cotizan igual que las palomas y acaba de hacer un business.

Mumbai, octubre 2013


En Aurangabad, se erige un minarete muy alto.  Me transporto al pasado e imagino los cantos de un hombre extendiéndose por toda la superficie del valle, como una vibración cósmica que llama a la oración.

Me maravillo.

Ahora me transporto al presente, y pienso que el minarete usa una grabación y que, para potenciar su alcance (como si no fuera suficiente con el diseño arquitectónico que promueve la expansión del sonido hasta los lugares más recónditos) usan 4 bocinas o altoparlantes.

Me reservo.

Aurangabad, Maharastra, noviembre 2013


Si se te antoja una rica ensalada de fideos con tu cappuccino, en Hometown Café lo hacemos posible.

Hometown Café, Bandra West, Mumbai, octubre 2013