2006-01-22



El taxista oaxaqueño nos llevó, a mi jefe, un colega y a mí, toda la mañana de aquí para allá: del aeropuerto a desayunar, del desayuno a la oficina del cliente, de allí a comer, y luego otra vez al aeropuerto, para nuestra partida.
Mi jefe, satisfecho por la labor del taxista, y en vista de próximas visitas a la ciudad de Oaxaca, antes de bajar del taxi le pregunta:
- ¿Tienes celular?
El taxista lo mira, alarmado.
Mi jefe lo calma:
- No te asustes, muchacho: no es onda gay. Estás demasiado jodido como para que, a mi edad, yo pierda contigo.

Oaxaca, 12 de enero, 2006

1 comentario:

Unknown dijo...

chales, qué claridoso