2008-10-19

Mrs. Harry L. Bradley era una importantísima coleccionista norteamericana de arte contemporáneo. Años antes de morir, ya mayor, donó toda su colección al Museo de Arte de Milwaukee con la condición de que sus piezas se exhibieran en una sala donde ella tuviera las mismas comodidades que en su casa y donde, una vez por semana, pudiera ir a tomar el té con sus amigas y sentirse como en casa. Así fue.
Un día le preguntaron cómo había empezado a coleccionar. Ella dijo: “una noche me invitaron a una importante cena y vi colgado en la pared una pintura muy rara. ¿Qué es eso? – pregunté -. Y me dijeron: “es un cuadro”. “Mmmmm” – pensé – “es algo que yo podría coleccionar…”.
En otra oportunidad le preguntaron cómo elegía las obras que compraba. Ella respondió: “voy a las ferias y le pido a los galeristas que me presten los cuadros que me gustan para tenerlos conmigo durante mi estadía en el hotel. Al final del viaje compro aquellos cuadros con los que me sentí más cómoda”. El entrevistador le preguntó: “¿Y cuáles son los cuadros que la hacen sentir más cómoda?”. “Aquellos que prácticamente no llaman mi atención. Aquéllos que pueden estar conmigo en un mismo cuarto sin estar todo el tiempo diciéndome: ¡mírame! Aquí estoy!’”.

Milwaukee, Wisconsin, agosto 2008



Andy Warhol Campbell’s Soup, 1965. Acrylic on canvas.
Milwaukee Art Museum, Gift of Mrs. Harry Lynde Bradley


Mrs. Harry L. Bradley was a very important American coleccionist of contemporary art. A few years before dying, elderly, she donated all her collection to the Art Museum of Milwaukee on the condition that the exhibition of her pieces of art was in a room where she had the same comforts as she had at home and where, once a week, she could have tea with her friends and feel at home. This is how it happened.
One day somebody asked her how she had begun to collect. She said: ‘one night someone invited me to an important dinner and I saw a very odd painting hanging on the wall. What’s that? – I asked -. And they answered me: ‘it’s a painting’. ‘Mmmmm’ – I thought – ‘that’s something I could collect…’.
In other opportunity somebody asked her how she chose the works of art that she bought. She answered: ‘I go to the art fairs, and I borrow paintings I like from the directors of the art galleries, in order to have them with me while I’m staying at the hotel. By the end of the trip I buy those paintings which made me feel more comfortable’. The interviewer asked her: “‘And which ones make you feel more comfortable?’. ‘Those ones that practically don’t catch my attention. Those that can be with me in the same room without telling me all the time:’ look at me! I’m here!’”.

Milwaukee, Wisconsin, august 2008

2 comentarios:

Jorge Alberdi dijo...

Iván:
¿coincidencias de imágenes? te dejo la que utilicé yo.
http://ventrlocuo.blogspot.com/2008/10/sopa-de-championes.html

Jorge Jaramillo Villarruel dijo...

¡Vaya! No lo había pensado así; generalmente creemos que los mejores cuadros son los que capturan nuestra mirada incesantemente.

Recientemente, conocí la obra de Rigel Herrera, y tuve que imprimir a color y en tamaño grande un par de sus pinturas (desafortunadamente, ambas ya vendidas). No dejo de mirarlas cada vez que puedo, pues son increíbles.

Un saludo.