Después de sobrevivir con éxito a los riesgos de perder un ojo entre los puestos
de jugos y tortas esparcidos a lo ancho y a lo largo de la ciudad de México, lo
único que me falta es abrirme la frente con un changarrito de artesanías en el
lobby de un hotel 5 estrellas…
Jaipur, Rajastan, India, noviembre 2013
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