2014-12-18



A la hora que normalmente voy al gimnasio, la música que ponen es “trash metal” o alguna variante de “rave clavadísimo”.  Aparte del género musical, las bocinas están mal ecualizados, por lo que, lo uno o lo otro, hiere los tímpanos.

Hoy han estado pasando un romántico disco de Demis Russos y, a la salida, el organillero toca, en vez de “Las mañanitas” desafinada, “Historia de un amor”, y suena tan precioso que hasta parece que el organillero fuera guapo.

Algo raro está pasando.

Fitness Express, Centro Histórico, México DF, septiembre 2014

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