Foto: Sofía Buenader
La vecina
no dejaba nunca su perro suelto en el patio.
El pobre siempre estaba contemplando todo desde su ventana y cuando
salía, era atado.
Le pregunté
por qué: si no tiene adonde escaparse y es una buena oportunidad para que el
perro ande suelto, sin peligro.
-No quiero
que se haga vago – me dice.
Centro
Histórico, México DF, 2014
No hay comentarios.:
Publicar un comentario