2015-03-05


La empleada de la boletería del museo tiene unas uñas esculpidas gigantes.  Tan grandes que no atina a separar un boleto del talonario para recortarlo y entregármelo.  Frente a su torpeza autoimpuesta, decido halagarla: “¡qué maravilla! ¡qué uñas!”- le digo.  Ella se ruboriza y contenta responde: “¡gracias! Aunque la verdad es que no puedo hacer nada.  Pero ahí la llevo” – sentencia.  Yo le sonrío cordial y por dentro pienso “pensar que te estoy pagando tu sueldo: no sólo para que no hagas tu chamba sino para que encima lo gastes en esas uñas horribles!”

Museo Nacional de Arte, Centro Histórico, México DF, enero 2015

No hay comentarios.: