2015-10-06


Él era un sevillano muy seductor, como todos los sevillanos. Estaba insistiendo para que tomáramos una decisión, pero a su modo. Bajo su hechizo, pero no indefenso, le dije: 

- Está bien, es muy tentador. Pero necesitamos discutirlo y pensarlo. No es algo que podemos hacer a lo loco. Él nos miró con alarma, su lenguaje corporal tenía algo de coreografía flamenca. 

- ¡A lo loco nada! – exclamó - . Aquí, todo con tranquilidad – e hizo un gesto con las manos. 

Él sabía que yo sabía que nos estaba enroscando la víbora. 

Alicante, España, junio 2015

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