2016-01-16



En la madurez de mi vida madura (por no decir ‘adulto emancipado’ porque sería muy joven, ni ‘umbral de la tercera edad’ porque estaría exagerando) todavía me encuentro con gente que, muy sonriente, quiere hacer el plan de ‘ir a bailar’.  Yo no tengo ningún problema con la danza: me encanta bailar, me encanta que en una fiesta ‘se arme el bailongo’, que la gente baile en los eventos de celebración (bodas, cumpleaños) y hasta en las calles, pero ¿hacer una salida a un lugar nocturno comúnmente denominado ‘boliche’?

Para empezar, el boliche empieza a partir de las 2 de la mañana, y a esa hora ya son pocos los que, en la madurez de su vida madura, tienen todavía energía para bailar.  Luego, la música está a un volumen que transgrede ampliamente los límites humanos tolerables (ya no hablo de ‘recomendables’).  En tercer lugar, la música que uno espera bailar no es exactamente la que estos lugares reproducen: la música de moda apunta a otra franja etárea, con lo cual uno puede pasar horas esperando que toquen algo que a uno medianamente le guste. 

Hay muchas más dimensiones para disertar y lo que entiendo, por supuesto, es que la gente MAYOR en gran medida ‘va al boliche’ buscando recrear una suerte de pasada libertad de juventud.  Entiendo por qué la gente decidía ‘ir a bailar’ cuando eran adolescentes. ¿Pero ahora? ¿Qué es lo que cada uno de nosotros busca cuando decide ‘ir al boliche’? ¿Qué es lo que busca un jueves, o un sábado cualquiera? ¿Qué es lo que busca en la noche de Año Nuevo? ¿Qué es lo que busca el que llega a la 1:30 AM? ¿Qué es lo que busca el que llega después de las 3 AM??!!  ¿Qué buscan los jóvenes? ¿Qué buscan los no tan jóvenes? ¿Y qué es lo que cada uno encuentra?


Bella Vista, Corrientes, diciembre 2015

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