2010-09-22



Me desperté de un sueño muy extraño.

Soñé que estaba sentado a una mesa, en la playa, comiendo deliciosamente junto a dos personas. De repente, frente a mí aparece una ola gigante, como de 40 metros de altura. Reconozco la inminencia de mi muerte. No me da pánico. Es un sentimiento de “chale, todavía tenía cosas por hacer” lo que sobreviene.

Pero lo más shockeante del sueño fue que, cuando el agua se nos venía encima, lo que atiné a decir, con una voz como de conejita de PlayBoy, fue:

- Oh my God! We’re gonna die…!

Mexico DF, septiembre 2010


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