2015-03-06


Mi padre tiene esta antigua escalera-banco y me la ofrece para sentarme.

“Es peligroso sentarme ahí”, le digo.

“Si querés me siento yo”.

“No, ¡peor!  Yo puedo llegar a salvarme, pero vos te quebrás algo seguro.  Hay que tirarlo”.

“No”, me dice, “yo lo uso”.

“¿Para qué?”

“Para alcanzar cosas altas, pero claro”, agrega para dejarme tranquilo, “no lo uso en su modalidad ‘escalera’, sino en su modalidad ‘banco’ ”.

Buenos Aires, febrero 2015

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